A las 19:00 horas de este 17 de febrero, el cardenal Celestino Aós, celebró la misa de Miércoles de Cenizas desde la Gruta de Lourdes en Quinta Normal. Aforo restringido y el anhelo que se acabe pronto la pandemia, marcaron la eucaristía.
No más de 75 personas -aforo permitido por la autoridad- pudieron presenciar la misa que da inicio al Tiempo de Cuaresma desde el santuario ubicado en la comuna de Quinta Normal. Las restricciones y protocolos vigentes por la pandemia no permiten que esta celebración tan importante para la Iglesia Católica pueda desarrollarse masivamente. Sin embargo, fueron más de 2.500 personas quienes lo hicieron a través de las redes sociales de Iglesia de Santiago.
Como lo explica Pedro Muñoz, quien llegó desde la comuna de Quinta Normal y fue una de las pocas personas que pudo participar presencialmente la tarde de este miércoles: “Ha sido un tiempo difícil para muchas personas, para los que han perdido a un familiar, su trabajo. Es un miércoles muy especial con el que empezamos la Cuaresma. Pido por mi país. Soy profesor y también pido por mis alumnos y los niños chilenos, los niños migrantes para que tengan mejores perspectivas de vida”.
En su homilía, el Arzobispo de Santiago, precisó que todos “somos cenizas”: “Nuestro cuerpo se reduce a un puñado de cenizas y, además, somos pecadores, pero seguimos admirándonos: ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él? Míralo, carcomido por el virus y por el miedo, pero Tú nos amas hasta darnos a tu Hijo Jesucristo. Toda la vida de Jesús fue revelación del Padre, pero de una forma peculiar, lo será su pasión y muerte, pues en su entrega hace realidad histórica el amor misericordioso e incondicional de Dios por el hombre”.
Monseñor Aós fue claro a la hora de hablar de la realidad que vive el mundo: “Ya con la vacuna a nuestra disposición, tenemos esperanza y desconfianza. Pero parece que nadie quiere cambiar, queremos seguir con las mismas cosas, con las mismas costumbres, a pesar de que veamos que eso era tan vulnerable e injusto. Pedimos más justicia, pero no ponemos de nuestra parte”.
Por último, el obispo alentó a la ciudadanía a seguir fiel a Jesucristo en medio de los complejos tiempos que vive el mundo: “Al cristiano le duele el hambre, la injusticia, el rechazo a los migrantes, la soledad de los ancianos, los pueblos pobres sin vacunas o sin comida. Es un dolor que experimentan los buenos. A los buenos les duele que los hombres no se amen entre sí, que no se ayuden, que no rectifiquen las injusticias y les duele que los otros no amen a Dios”
Crismar Ponce (Venezuela), de la comuna de Lo Prado, también pudo participar de la eucaristía: “Es una bendición estar acá. El solo hecho que el templo esté abierto, es porque Dios nos está esperando y nos llama a que vengamos. Pedirle a la gente que tenga fe y que nos acojamos a Dios”, relató.
Periodista: Enrique Astudillo Baeza
Fuente: Iglesia de Santiago
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